50 ANIVERSARIO

En el curso escolar 1967/1968 comienzan a educarse en este centro los primeros niños y niñas. Lo bautizaron Escuelas de San Antonio, por el barrio vecino que tenía ese nombre. Más tarde, en 1969, se inaugura el colegio Comarcal Pedro Velarde.

Foto del colegio en 1965. Se le llamaba coloquialmente “el Rojo” por sus paredes de ladrillo, o “el de arriba”. Erigido el edificio anexo, a éste se le llamaría “el Blanco”, o “el de abajo”. Puede verse la modificación que tuvo el ala norte, la de entrada.(Propiedad de Fotos Dopazo).

Con esta celebración, la Comunidad Educativa, el Claustro de Profesores, el Consejo Escolar y la A.M.P.A. pretendemos felicitarnos en este cumpleaños.Cuarenta años son más que suficientes para recordar cómo fueron aquellos años en los que tímidamente se vislumbraban los cambios a los que hemos llegado hoy.El regalo más gratificante de este cumpleaños queremos que sea el de despertar un sentimiento positivo de pertenencia al Colegio Pedro Velarde en toda la Comunidad Educativa.Somos un grupo escolar que merece la pena, donde cada miembro debe saber quién es él individualmente para conocer a los demás, valorándose a sí mismo para poder valorar al otro, conocer nuestro pasado para construir nuestro futuro y el de quienes nos van a suceder.Todos, trabajando en común. Cada alumno, cada familia, cada maestro, cada trabajador del colegio sabe lo importante que son sus aportaciones para mejorar cada día esta gran familia que es el C. P. Pedro Velarde.El resultado final será muy positivo, e inolvidable para sus protagonistas que somos TODOS NOSOTROS.



22 de mayo de 2012

Crónicas del albergue de 5º.

Los días 16, 17 y 18 de mayo nos fuimos al albergue de La Hermida con los profesores Vera, Paco y Maite.
Fuimos en autobús. Salimos desde el cole a las 8:30 h y tardamos mucho en llegar, aproximadamente dos horas, pero se nos pasó muy rápido porque estuvimos jugando, cantando y mirando los paisajes. Eran paisajes de montaña con árboles verdes. Pasamos el río Deva.
Cuando el autobús paró, nos bajamos y nos presentaron a los monitores: Marta, Marcos, Agatia, Eneco y Adrián. Nos informaron de dónde estaban las habitaciones y allí dejamos las maletas.
 Después empezamos una ruta por una montaña. Se llama ruta de Osina, porque hubo un tiempo en el que había osos.
Nos cansamos un poco, pero mereció la pena por ver los paisajes. En la subida tardamos tres horas y bajamos más rápido, en dos horas y media. Hubo muchos resbalones y caídas.
Al volver comimos en un restaurante y regresamos al albergue para ir al baño, lavarnos los dientes y descansar o jugar.
Por la tarde, fuimos a la huerta y plantamos cebollines, berzas...los regamos con agua que cogimos de la fuente del Puente Nuevo.
Más tarde, en el salón del albergue, nos explicaron cómo se recicla con una proyección, hicimos juegos para saber qué cosas se echan en cada cubo. ¡Fué muy divertido!. 
Luego nos tocó ducharnos y cenar para poder hacer la ginkana y los juegos de noche con linterna. Y después, a dormir.
El segundo día, cuándo ya estábamos vestidos, fuimos a desayunar al restaurante y a continuación empezamos la rutina del día: escalada, ráppel y tirolina. 
Para escalar nos pusieron un casco y unos amarres de seguridad y el monitor nos ayudaba. Bajar fué mucho más divertido.Cuando bajas se llama ráppel. El monitor nos explicó cómo había que ponerse y cómo no debíamos hacerlo para no caernos ni golpearnos.
A continuación nos tiramos por la tirolina. También llevábamos el casco y los amarres. La subida era costosa, porque había rocas y árboles.
Al terminar fuimos a comer y a jugar ó a descansar al albergue.
Por la tarde fuimos a montar a caballo. Dábamos dos vueltas con el cáballo y luego se les podía peinar, hacerles trenzas...
También había unos perritos con los que se podía jugar y estuvimos más tiempo con ellos que con los caballos.
Después fuimos al rocódromo.Ésto consiste en escalar por una pared de mentira y practicamos tiro con arco.
Al terminar fuimos a cenar, hicimos una ginkana y nos marchamos a la discoteca a bailar y a cantar.Para ello habían colocado en el salón luces de colores y globos.
Se me olvidaba contar que también visitamos y nos explicaron una ermita de la época de don Pelayo. Hicimos un juego que consistía en que los vecinos del pueblo nos tenían que responder a unos preguntas.
El último día, después de desayunar, nos disfrazamos y pintamos sobre las guerras cántabras. Tiramos troncos para ver quién llegaba más lejos, corrimos con sacos, carreras a la pata coja con un trozo de madera, a los bolos y a tirar a la cuerda cada equipo por un lado y el que se pasara de la raya perdía.
Cuando terminamos los juegos fuimos a comer y a recoger las maletas para subir al autobús y regresar a casa. 
¡Fue una excursión alucinante!.
  Sandra Arias Izquierdo, 5ºC.














 Andrea Valiente Oyola y Yanira Gutiérrez Fernández. 5º C.